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Mostrando entradas de 2020

Otra carta.

Papá, ya han pasado 20 años y las cosas han cambiado un poco por acá, pero no mucho. Tú lo sabes mejor que yo.  Sabes que, aquel día, sonó el teléfono y nadie hizo alaridos, ni gritos, el silencio era la mejor guardia para la tranquilidad. Muy raramente a mi cuerpo no le da por sentirse incómodo cuando siente que las cosas no van bien, digo, como la gente que tiembla, que sueña, que imagina sino que empieza a volverse cada vez peor, más escatológico, por no aclarar demasiado. Y te fuiste salvándome del que creí era el peor de los lugares, la clase de biología, a sabiendas todo podía ser peor. Leo, te vinieron a buscar. Y aunque lo intuí, salí bajo la mirada de los demás que se quedaron viendo una clase sobre mitocondrias. No estaba más nadie sino un amigo de mis hermanos que luego se volvería poeta y que, muy hábil para las palabras, tartamudeaba cuando nos acercábamos a algún lugar. Papá, me contó que no es lo mismo jugar en las maquinitas que en una consola, que ahí uno no sabe cómo
Un día me cansaré de los yo también, y de los te lo dije. Un día no dejaré pasar el negocio de pues así soy, no soy así. Un día me iré sin retorno y verás que tendré razón, que no era así. Pero hoy, es momento de ir aprendiendo y de saber decirlo. Hoy te acompaño porque lo necesitas y yo quizá también necesite eso.

Hola, negro.

Hola, papá. ¿Cómo está todo por allá? Espero que bien. Quería escribirte porque como sabes los fantasmas leen mejor las cosas que escucharlas.  No es por nada, después de partir, siempre pensé que eras un fantasma y aunque  quise verte para que me aclararas algunas cosas, nunca pudiste porque los fantasmas no hablan, solo asustan y supongo yo que no querías asustarme.  Que sí, que intentaste decir cosas, mostrarte, pero como eras negro y los fantasmas, por lo general, son blancos, nadie te vio. Ahora entiendo porqué usabas ese saquito blanco feo, no era por elección sino por prevención, para que pudiéramos reconocerte si venías de paso al más acá.  Supongo que también te quedaste callado, para que creciéramos pensando más bien en que nos dirías, en cual seria la elección  correcta para nosotros, y aun asi poder echarte la culpa si no lo hacíamos bien. Papá, te dije que así no era.  Además, uno puede hacerse el loco para decir que no está loco cuando habla solo y alegar que está habland

¡Bonito! Pau.

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Para algunos La Flaca, para otros Agua, no sé, pero para mí que, por lo general, me subo el ánimo con las canciones, Boni to fue un himno súbito, que no deja espacio abierto a ninguna interpretación. Hoy que se ha ido Pau me deja una sonrisa que aparece de vez en cuando como ese payaso lateral del video.

Desierto

Viviré la soledad hasta hastiarme de la arena en el desierto.

Un millon de cosas que no me gustan, pero igual las diré*

Arruinar

- ¡Piénsalo, Carlitos! Para que las cosas funcionen deja que pasen. ¿Te acuerdas cuando te agregó y tú pensabas una cosa rarísima? Sí, que no te parecía la gran cosa. Pensabas que era una cosa rarísima, hasta indagaste en sus fotos para cerciorarte que no era mentira, que de verdad existía y, al menos, no era hombre. Y, entonces, cuando te das cuenta que todo es verdad, que es guapa, inteligente, simpática y amorosa, te pones otra traba, una de las peores. Si te preguntas cuál, Carlitos, es tu desespero. Cuando salieron ni te inmutaste en saber si la verías de nuevo; la siguiente vez, te apresuraste a emborracharte y la tercera ya no sabías que hacer. Los primeros días ni siquiera te importaba comer solo, ni mucho menos, pero ahora la necesitas de una manera absurda, ¿por qué, Carlitos? Quién sabe, capaz te sientes muy solo, pero eso tampoco es culpa de ella. Se supone que deberías tener un poco más de paciencia. ¿Puedes volver a ese tiempo en el que no tenías que preocuparte? Que,

21

Ese día hubo una algarabía porque el señor Manuel había dejado la tienda de abarrotes para irse del país lo antes posible. Pero, ¿cómo? ¿Por qué se fue? Si era muy bueno con nosotros, cada vez que podía, a gruñidos, pero muy buenl. Ya lo habian robado dos veces, me contó un amigo que recién había llegado al trabajo donde estábamos. ¿Cómo podía haberlo sabido el antes que yo? Seguramente porque era de esos tipos que le prestaba más atención a no perder las cosas que a encontrarselas. Para ayudarme, días atrás, Luisana, mi novia, me había dado su cartuchera, con todos los colores que usaba para pintar sus diseños, con esta instrucción. J, no debes perderla, si lo haces, se acabó. Rezongué un okey, largo y tendido, en mi cabeza; de resto solo asentí. Seguí hablando con Manuel, pero no el vendedor sino mi compañero, pero, ¿por qué se fue? En una casi lo matan, un golpe porque se resistió y el marcapasos casi lo hace cruzar el puente. Demonios, es que ya no se puede, respondí. La zona donde

Excusas

Todo comienza con excusas, me dijo. Y yo le repliqué que por qué. Porque siempre estamos jugando, negrito, si no, ¿qué sentido nos queda más que jugar? Luego estamos callados y ausentes, con los ojos cerrados. Pero a veces esperamos de más, ¿no? Sí, negrito, porque a veces esperar también es hacer algo. ¿Tú nunca esperaste a que ella llegara a tu vida? No, le contesté. Entonces, estando en movimiento seguías esperándola. No sé porqué subestimas tanto la espera. Es como jugar al fútbol, en cualquier posición siempre tienes que esperar a algo. Sobre todo si eres delantero y hacer lo mejor, esperas. Siempre anotas, esperas y esperas. Esperas corriendo sin balón, esperas corriendo con balón, que llegue el balón desde el aire, esperas cuando menos lo esperas y todo ese tiempo que estuviste esperando te llevo a qué marcaras más o menos cerca de la arquería, pero nunca dentro del arco. Esperar dentro del arco es para cobardes y un poco más adelante es fuera de juego, para vivos. Y los vivos,

El día de la bicicleta

Luego de llamarte, pensé que ibas a desaparecer y, bueno, así fue. Así que lo mejor que supe hacer fue salir corriendo, por la ciudad a ver si te encontraba, pero no, no pasó. Volví a los viejos lugares, a esos con los que me reconcilio cada cierto tiempo, los que -a pesar de todo me reclaman- siempre vuelvo con cierta devoción. Ah, ahora que tienes amigos, no vienes a visitarme nunca. Siento que siempre voy a él con tristeza y cierta; y salgo de ahí casi siempre salgo igual, pero contento, no sé, pero se puede. Lo cierto es que fui con la intención de encontrarte y no pude. Puse un playlist bien cortavenas antes de empezar a rodar en bici y me dije que seguro me la topo, por la casualidad, sonaba la canción: Estoy cansado de buscar / algún lugar encontrare. Iba dándole lo más rápido que pude. Será que las cosas, no vuelven al mismo lugar / pero igual, te espero / En algún lugar, te espero. Me detuve súbitamente, casi me caigo: "si sigo andando, ¿cómo sabrá donde la voy

Estás loca

Yo digo que estás loca porque eres ególatra, me llamas para decirme que sales con otros y poco apresurada; y me digo cuerdo porque te canto cuando no quiero pensarte, y casarme, y tener perros en la segunda salida. Sí, estoy muy cuerdo. Sé que extrañarte más será perjudicial pero menos será terrible.

Recordé

Ese día, el tipo que me lleva en su coche al trabajo, me señaló que le encantaba mi país. Tienen novelas muy buenas, sobre todo una que es como un canon, rico-pobre, luchas por su amor pero otro pedo. Ajá, pero ¿cómo se llama? Girasoles para Lucía. ¿Sí? Sí, esa. Son muy buenos ustedes. Pero esa no es venezolana, es peruana. Sí, pero igual me gustaba. A mí me parece que el nombre de Lucía es bonito.

Cartas para Lucía

Lucía, ni idea qué fue lo que hice. No importa. Esta historia tiene su gracia y al final irá así. Antes de conocerte, justo antes de hacerlo, uno o dos días antes, pensé que el tuyo era un lindo nombre y que si de la nada, si algún halo de luz me daba una hija, la llamaría así: Lucía. Supongo que tu nombre viene de la luz o algo así, pero también de entender que las historias se cuentan mejor si son en pasado. Así, que aunque sea cacofónico, me gustaría comenzar a contar -en pasado- un Lucía lucía de la manera más bonita cuando la ví por primera vez. Y además de preguntarme si fumaba, me cayó mejor cuando no peleamos ni una vez.  La historia fue así, yo le conté que me gustaba en medio de 8 litros de cerveza y a ella le bastaron tan solo dos segundos para darse cuenta de que eso no era solo así sino que también estaba enamorado. Por eso, dos segundos después, se fue. Y bastante caso que sabe hacer porque, en medio de un debate que era solo mío, le dije: si puedes destrozarme, h

Anoche soñé contigo

"...y no estaba durmiendo." Kevin Johansen. - Se suponía que esa bomba debía caer más allá, desgraciado - le gritó Tico a los demás - no aquí, mientras se esparcía el humo con las manos - Yo ni tengo como evitar las lágrimas. Y de repente se cayó al suelo. Yo, en medio de aquella algarabía, como si no supiese mucho, sopesaba terminarme el último cigarro que me quedaba, uno que había comprado suelto unas cuadras atrás, antes de que terminara de estallar todo. Sabía que no iba a conseguir otro de nuevo, en un buen rato, y el vicio es de esas cosas que se ocultan de último en los peores momentos.  Igual cuando sentí que me tomaban por la espalda supe que estaba en problemas, lo peor del planeta es que a uno le pase una desgracia por no haber sido reconocido y, con la humareda y lágrimas en los ojos, uno no reconoce a nadie. Ahí todos los gatos, más que pardos, son blancos. Entonces, perdí el cigarrillo, se lo puse ligeramente en el brazo hasta que me dejo de to