Excusas

Todo comienza con excusas, me dijo. Y yo le repliqué que por qué. Porque siempre estamos jugando, negrito, si no, ¿qué sentido nos queda más que jugar? Luego estamos callados y ausentes, con los ojos cerrados. Pero a veces esperamos de más, ¿no? Sí, negrito, porque a veces esperar también es hacer algo. ¿Tú nunca esperaste a que ella llegara a tu vida? No, le contesté. Entonces, estando en movimiento seguías esperándola. No sé porqué subestimas tanto la espera. Es como jugar al fútbol, en cualquier posición siempre tienes que esperar a algo. Sobre todo si eres delantero y hacer lo mejor, esperas. Siempre anotas, esperas y esperas. Esperas corriendo sin balón, esperas corriendo con balón, que llegue el balón desde el aire, esperas cuando menos lo esperas y todo ese tiempo que estuviste esperando te llevo a qué marcaras más o menos cerca de la arquería, pero nunca dentro del arco. Esperar dentro del arco es para cobardes y un poco más adelante es fuera de juego, para vivos. Y los vivos, los sinvergüenzas casi nunca esperan y por eso siempre pierden las ganas. Entonces, ¿qué debo hacer? Espera, negrito, como en el fútbol, espera. ¿Y qué hago mientras tanto? Sigue esperando, pero disfrútalo, ¿por qué no?

¿Y tú a qué equipo le vas, papá?
¿Yo?
No sé, a mí me gusta el baseball.

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