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Mostrando entradas de enero, 2020

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Ese día hubo una algarabía porque el señor Manuel había dejado la tienda de abarrotes para irse del país lo antes posible. Pero, ¿cómo? ¿Por qué se fue? Si era muy bueno con nosotros, cada vez que podía, a gruñidos, pero muy buenl. Ya lo habian robado dos veces, me contó un amigo que recién había llegado al trabajo donde estábamos. ¿Cómo podía haberlo sabido el antes que yo? Seguramente porque era de esos tipos que le prestaba más atención a no perder las cosas que a encontrarselas. Para ayudarme, días atrás, Luisana, mi novia, me había dado su cartuchera, con todos los colores que usaba para pintar sus diseños, con esta instrucción. J, no debes perderla, si lo haces, se acabó. Rezongué un okey, largo y tendido, en mi cabeza; de resto solo asentí. Seguí hablando con Manuel, pero no el vendedor sino mi compañero, pero, ¿por qué se fue? En una casi lo matan, un golpe porque se resistió y el marcapasos casi lo hace cruzar el puente. Demonios, es que ya no se puede, respondí. La zona donde

Excusas

Todo comienza con excusas, me dijo. Y yo le repliqué que por qué. Porque siempre estamos jugando, negrito, si no, ¿qué sentido nos queda más que jugar? Luego estamos callados y ausentes, con los ojos cerrados. Pero a veces esperamos de más, ¿no? Sí, negrito, porque a veces esperar también es hacer algo. ¿Tú nunca esperaste a que ella llegara a tu vida? No, le contesté. Entonces, estando en movimiento seguías esperándola. No sé porqué subestimas tanto la espera. Es como jugar al fútbol, en cualquier posición siempre tienes que esperar a algo. Sobre todo si eres delantero y hacer lo mejor, esperas. Siempre anotas, esperas y esperas. Esperas corriendo sin balón, esperas corriendo con balón, que llegue el balón desde el aire, esperas cuando menos lo esperas y todo ese tiempo que estuviste esperando te llevo a qué marcaras más o menos cerca de la arquería, pero nunca dentro del arco. Esperar dentro del arco es para cobardes y un poco más adelante es fuera de juego, para vivos. Y los vivos,

El día de la bicicleta

Luego de llamarte, pensé que ibas a desaparecer y, bueno, así fue. Así que lo mejor que supe hacer fue salir corriendo, por la ciudad a ver si te encontraba, pero no, no pasó. Volví a los viejos lugares, a esos con los que me reconcilio cada cierto tiempo, los que -a pesar de todo me reclaman- siempre vuelvo con cierta devoción. Ah, ahora que tienes amigos, no vienes a visitarme nunca. Siento que siempre voy a él con tristeza y cierta; y salgo de ahí casi siempre salgo igual, pero contento, no sé, pero se puede. Lo cierto es que fui con la intención de encontrarte y no pude. Puse un playlist bien cortavenas antes de empezar a rodar en bici y me dije que seguro me la topo, por la casualidad, sonaba la canción: Estoy cansado de buscar / algún lugar encontrare. Iba dándole lo más rápido que pude. Será que las cosas, no vuelven al mismo lugar / pero igual, te espero / En algún lugar, te espero. Me detuve súbitamente, casi me caigo: "si sigo andando, ¿cómo sabrá donde la voy

Estás loca

Yo digo que estás loca porque eres ególatra, me llamas para decirme que sales con otros y poco apresurada; y me digo cuerdo porque te canto cuando no quiero pensarte, y casarme, y tener perros en la segunda salida. Sí, estoy muy cuerdo. Sé que extrañarte más será perjudicial pero menos será terrible.

Recordé

Ese día, el tipo que me lleva en su coche al trabajo, me señaló que le encantaba mi país. Tienen novelas muy buenas, sobre todo una que es como un canon, rico-pobre, luchas por su amor pero otro pedo. Ajá, pero ¿cómo se llama? Girasoles para Lucía. ¿Sí? Sí, esa. Son muy buenos ustedes. Pero esa no es venezolana, es peruana. Sí, pero igual me gustaba. A mí me parece que el nombre de Lucía es bonito.

Cartas para Lucía

Lucía, ni idea qué fue lo que hice. No importa. Esta historia tiene su gracia y al final irá así. Antes de conocerte, justo antes de hacerlo, uno o dos días antes, pensé que el tuyo era un lindo nombre y que si de la nada, si algún halo de luz me daba una hija, la llamaría así: Lucía. Supongo que tu nombre viene de la luz o algo así, pero también de entender que las historias se cuentan mejor si son en pasado. Así, que aunque sea cacofónico, me gustaría comenzar a contar -en pasado- un Lucía lucía de la manera más bonita cuando la ví por primera vez. Y además de preguntarme si fumaba, me cayó mejor cuando no peleamos ni una vez.  La historia fue así, yo le conté que me gustaba en medio de 8 litros de cerveza y a ella le bastaron tan solo dos segundos para darse cuenta de que eso no era solo así sino que también estaba enamorado. Por eso, dos segundos después, se fue. Y bastante caso que sabe hacer porque, en medio de un debate que era solo mío, le dije: si puedes destrozarme, h

Anoche soñé contigo

"...y no estaba durmiendo." Kevin Johansen. - Se suponía que esa bomba debía caer más allá, desgraciado - le gritó Tico a los demás - no aquí, mientras se esparcía el humo con las manos - Yo ni tengo como evitar las lágrimas. Y de repente se cayó al suelo. Yo, en medio de aquella algarabía, como si no supiese mucho, sopesaba terminarme el último cigarro que me quedaba, uno que había comprado suelto unas cuadras atrás, antes de que terminara de estallar todo. Sabía que no iba a conseguir otro de nuevo, en un buen rato, y el vicio es de esas cosas que se ocultan de último en los peores momentos.  Igual cuando sentí que me tomaban por la espalda supe que estaba en problemas, lo peor del planeta es que a uno le pase una desgracia por no haber sido reconocido y, con la humareda y lágrimas en los ojos, uno no reconoce a nadie. Ahí todos los gatos, más que pardos, son blancos. Entonces, perdí el cigarrillo, se lo puse ligeramente en el brazo hasta que me dejo de to