Arruinar


- ¡Piénsalo, Carlitos! Para que las cosas funcionen deja que pasen. ¿Te acuerdas cuando te agregó y tú pensabas una cosa rarísima? Sí, que no te parecía la gran cosa. Pensabas que era una cosa rarísima, hasta indagaste en sus fotos para cerciorarte que no era mentira, que de verdad existía y, al menos, no era hombre. Y, entonces, cuando te das cuenta que todo es verdad, que es guapa, inteligente, simpática y amorosa, te pones otra traba, una de las peores. Si te preguntas cuál, Carlitos, es tu desespero. Cuando salieron ni te inmutaste en saber si la verías de nuevo; la siguiente vez, te apresuraste a emborracharte y la tercera ya no sabías que hacer. Los primeros días ni siquiera te importaba comer solo, ni mucho menos, pero ahora la necesitas de una manera absurda, ¿por qué, Carlitos? Quién sabe, capaz te sientes muy solo, pero eso tampoco es culpa de ella. Se supone que deberías tener un poco más de paciencia. ¿Puedes volver a ese tiempo en el que no tenías que preocuparte? Que, como tú dices, te sabía a culo. Pues sí, estás ahí, aunque no lo creas, estás. No le contestes, no dejes que juegue contigo y empieza a jugar hacia adelante, hacia atrás. Y siéntete, al menos, por primera vez, un tipo. Juega sin que sea un problema, juega por diversión. Es lo que te pasa, recuerdas aquella vez cuando jugábamos fútbol en la escuela. ¿Que no recuerdas? Pues, una vez, íbamos perdiendo tres a cero con otra facultad, todo el equipo, era un amistoso y, aunque no eras muy bueno, tú solito remontaste, solito, solito, insólito diría yo. Tú que ni eras el mejor, pero marcaste 4 goles y diste dos asistencias. Fue bonito, Carlitos. Cuando salí de allí andabas fumándote los Marlboros de a dos y tres. ¿Cómo lo hiciste? ¿Sabes qué me respondiste? ¿No? No lo recuerdas. Pues, que te estabas divirtiendo, que eso no te pasa en los juegos de verdad porque te tensas demasiado y haces mal los pases, la pelota no va a donde tiene que ir y lo arruinas. Entonces, te sales y dejas de jugar, ¿por qué mejor no te entrenas mejor, Carlitos? Porque cuando no piensas demasiado las cosas, salen. Sé así y espérate por si de la nada sale un juego amistoso. Y si vuelvas al momento en que pensabas que era un tipo; sí, un tipo y tuviste miedo y no querías ni ir. No jugarías tan bien si no te diviertes. Si vas a estar esperando en la banca para arruinarlo, entonces mejor que ni vayas, de verdad. Piénsalo, amigo. Entrénate para ti y para divertirte. Y, si al final lo piensas, ella fue la que te quiso besar el primer día. La cosa es y con esto te dejo, a ver si te escribo mañana, Carlitos. No dejes que los demás influyan en ti, fíjate, te lo repito, cuando te metieron una patada en aquel partido, ese golpe te hizo querer correr más, no detenerte. Quisiste seguir jugando, no detenerte. No dejes de correr, pero no huyas. La última vez que lo hiciste, nada salió bien. Juega con quien quiera jugar contigo, pero diviértete. Y si aún así te carcomen las ganas de ir a jugar, pues ve, con todos botines pues, pero en todo lo que puedas, disfruta. 

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