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Para toda ficción, existe un dejo de realidad.
(y también viceversa)

Me dicen que me levanté y tome agua cada vez que viene un monstruo a montárseme encima por las madrugadas. No lo tolero, no viene a cuento que venga con ansiedad, con otra persona, soy otra persona, la verdad.

¿Y ahora qué? Me pregunto cada vez que me volteo una y otra vez. Hay algo ahí que no me deja sino dar vueltas. ¿Hasta dónde? No lo sé.

¿Cómo comienzo? ¿De qué forma termino? ¿Cómo podría comenzar una nueva etapa?

A ver, a ver, sigo durmiendo y escucho mis propios ronquidos. Entonces, yo, por lo general, cuando estoy así no soy yo. Creo que ni otro, sino pienso en un tercer cuerpo que me grita.

Esas ideas que se acumulan, ¿por qué no salen hacia otra parte? Me pienso que, entonces,  despertar e medio de la noche me hace hasta un perezoso para dormir.

Mi ligera contradicción entre tantas contradicciones me va a terminar dejando en una reducción, un punto que no llega a ser o por el contrario en un loop de personalidades absurdas.

La respuesta, ya veremos en que capítulo llega. No basta con escribir sino intentar salvarse.

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