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A veces tengo temor, no sé de qué. Cerati también y, a lo mejor, lo convirtió en canción. Mató al monstruo de un solo tajo, pero con acordes. Lo dijo, lo grito y aún así nadie se preocupó demasiado, más bien coreaban más alto. Y yo solo, al menos en eso, intento no imitarlo. 

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