"Hay que ser fuertes"

Estos últimos cinco años, el cine francés ha pulsado fuertemente en marcar la mirada del espectador en sus figuras femeninas, como siempre lo ha hecho, actrices histrionicas y bellas hacen que la recurrencia sea cada vez mayor. Pero algo a lo que hay algo que tiene un cariz sutil y novedoso, las mujeres como directoras.

Tiempo atrás, me habría pasado con la rubia Julie Delpy en su comedia romántica "Dos días en Paris" a quien la crítica consideró por su tratado del humor como la nueva "Woody Allen", en esta película ella misma actúa y parece haberse sacado ese estigma de las secuelas de "Before Sunset y "Before Sunrise " haciendo de sí misma otra. La película tiene una voz distinta que ahora no viene al caso. 

La fórmula, no la de la trama o estética de "Dos días en París", sino esa dualidad directora-actriz se repite en "La guerre est déclarée" de Valérie Donzelli y deja una nostalgia al salir de la sala, una necesidad luego de verla. Hay una fórmula nueva, nuevos recursos. 

El filme es inclasificable, aunque tenga un nombre de DRAMA en gigante. Se siente como en una cuerda floja entre tener miedo de caer y dejarse caer. Y aunque cuenta una historia de dos padres, Romeo y Juliette que luchan contra el tumor cerebral de su precoz hijo Adam, suele doler menos de lo que parece, como dando a entender que la esperanza y la fuerza es un asunto de voluntad. 

Tiene inmersa esa  creencia de la fuerza por sus valores estéticos, con matices -como la frase perfecta en un cuento- casi surrealistas que no hacen de la trama algo inverosímil sino que la refuerzan para no hacerla un puñal directo al corazón, un dolor que pareció ser vencido en la ficción como catarsis de la realidad de la propia Donzelli. 

"Permanecerán fuertes. Destruidos, es cierto, pero fuertes" Una frase que inunda, para el que la vea, su propia realidad de valor. 


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