Paciencia

Íbamos caminando Bruna, Jeva y yo, vamos en orden de grandeza. La agresión y rabia (canina) va a la inversa. Se supone que así funciona. A Jeva no se le pueden acercar los perros porque los ataca con odio, Bruna los ataca con ternura. A mí ninguno de los dos porque luego termino con la cara en el asfalto. Pasamos a vivir de Condesa a San Pedro de los Pinos, en Condesa la vida es rápida, como si no hubiera mañana; en San Pedro, bueno, en San Pedro las calles son pequeñas y Bruna se antoja en hacer pipí cada dos metros, o menos. En la primera escapada de esfinteres, tapa toda la banqueta, un señor no sabe qué hacer y espera, Bruna y él cruzan miradas, ternuras en tiempos y especies distintas. Luego, el señor me ve, me dice, "¿qué más puedo hacer?" Pensé, señor, bajarse de la banqueta, pero solo sonreía.

"Paciencia, es lo que más nos falta a todos" Y sigue su camino. Bruna lo ve, como entendiendo lo que dijo y mueve la cola con su rabo, también, agradece el no apuro. 

Recuerdo a una argentina que me dice la calle huele a mierda, mientras la recogía, en plena banqueta de Condesa. Otro que me dice, controla a tus perros, mientras, yo en el piso trataba, tiraba de las correas para que no se comieran al suyo. 

Paciencia, me dice el viejo mientras se va. Paciencia cuando Jeva se pone fúrica o cuando a Bruna se le ocurre hacer lo mismo pero en medio de la calle con el tráfico retumbando la corneta. 

Me acordé en medio de mi clase de portugués, la pelea que tuve con un médico. El paciente debe esperar, debe ser paciente, ese es su rol, ese es su principal rol. El tiene que esperarme a que llegue. Perdí eso de lo que hoy me dice el viejo, la perdí con toda la ley, pero sin toda razón. Paciente viene de Pathos, del que padece, no tiene nada que ver con el tiempo. No sea usted un animal, sea médico. 

Pasó el tiempo, pasaron los días. Y ese mismo médico insinuó que tener dinero te salva de la muerte. No, hoy que escribo esto el 5 de marzo, le digo, no, una y mil veces. Chávez lo tenía y se murió. Se inmutó. Lo vi (y escuché) balbucear hasta apagarse. Supongo que en la pandemia no le fue muy bien. 

Paciencia es lo que más necesitamos.  

 


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