Un tranvía llamado Blanchett

Blue Jasmine llega luego de su peregrinaje cinéfilo por Europa, Barcelona, Paris y Roma, el hombre más neoyorquino del Hollywood cuenta la historia de una paisana que se muda a San Francisco, Jasmine, interpretada por una gran Cate Blanchett, venida a menos, anclada en el pasado, en la historia y en estado de negación visita a su hermana como apoyo o más bien como soporte.

Recuerda un poco, muy lejano, a la película que protagonizara Marlon Brando en 1951 de la obra de Tennessee Williams, Un tranvía llamado deseo:


"Blanche, una mujer madura y anclada en el pasado, visita a su hermana Stella y a su marido Stanley, un joven rústico y violento, que vive en Nueva Orleans y tiene ascendencia polaca" 



(Pero aquí es Blanchett en la vida real. Versión MUY libre, advertencia)


La historia siempre cumple la fórmula de sus películas anteriores, tiene la marca Allen en cada uno de sus planos, de sus principios y finales musicales acostumbrados, el sonido en un personaje que habla antes de terminar los créditos. Todo dice Woody por todos lados. Sin embargo, aunque la pintura usa los mismos colores, el director usa un recurso que no se le ha visto en las más recientes de sus películas, la retrospección y el juego a dos tiempos, en historias que se vienen encontrando. El tranvía choca contra sí mismo en dos tiempos.

La historia vendrá cargada de ese humor al que Woody nos ha venido acostumbrando desde hace rato, de la risa con mueca o viceversa, de una risa mental que dice ¿es en serio? pero acá, la esencia dramática es mucho más fuerte. Me recuerda al video del propio director peleandose con el canguro, que suele ser gracioso hasta que las cosas se ponen graves. Es una película bipolar,  hace reir un segundo y al otro ponernos en estado de preocupación. Nos encarna en Jasmine.

En el Oscar está nominadas a tres categorías, actriz principal, de reparto y mejor guión. Jesús, en la oficina, me decía, sin siquiera haber visto a Cate, "este año si se lo llevará, espero que sí". Su histrionismo recae en sus expresiones en sus rápidas transiciones del drama a comedia en el rostro, en el cuerpo entero. Acaso se lo lleve. Elena, me ha dicho que quizás sí. Discutimos como el canguro y Woody, yo defiendo a Judy Dench en Phillomena y ella por Blanchett. Ella por supuesto me gana por puntos "Phillomena ya tiene una historia, te identificas y duele porque tiene una historia previa. En cambio, con Jasmine puedes sufrir solo con ver a Cate a la cara" (o algo así) Ya veremos, capaz seamos el arbitro y gane otra.

Al final, gusta, es mucho mejor que To Rome with Love, de la que no recuerdo -casi- nada, la película queda pero al final, este post no sirva, como dice Jasmine  "Me sabía las palabras. Ahora todas ellas son solo un revoltijo"

(Aquí el vídeo del canguro)

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ahí te va

Felicidad inmediata y no tan clandestina