Él es Copito


Nace una mañana de tedio a orillas del computador de fotografía. Primero el padre, un bolígrafo negro con tendencia azul, seduce a la madre dormida, una mujer recostada sobre el mouse. Suacata y la madre ni se dio cuenta. Los ojos del niño se van abriendo con la seña fruncida. El padre le compra un gorro a lo kiko del chavo y la madre mira la imagen contrariada, se asusta,  el gesto no cambia. Es difícil que una madre no vea a su hijo con los ojos del amor cuando estos miran con rabia. La boca siempre en sorpresa, la cara siempre de maldad que contrastan con las pecas. El padre lo mira con amor. Él, todo bolígrafo, intenta arreglarlo, le pone un nombre tierno: copito; la madre espera que sea congénito: malos ojos son cariño. Ambos esperan la primera palabra, la primera voz: i kill you. La mano se timbra y de golpe suda, copito siente calor y se va diluyendo. El padre se suicida y cae del escritorio, en el piso yace convaleciente sin que nadie pueda hacer nada. La historia de copito es contraria a la del silbón, él no asesina a nadie. Es su tía, la otra mano, la derecha, quien aprovechando el sudor y la ausencia del padre termina por sacrificarlo. Un color a rimel corrido queda en la vida de la mano madre, la izquierda. Pero copito aun no se ha ido.

Más allá, afuera de un Farmatodo, en una reunión editorial, la novia de copito, Eufrosina, aparece en un papel. Ella es gorda muy gorda, catira con el pelo de lado y el hedor que solo se puede dibujar -ni siquiera imaginar-. Los ojos de maldad se encontraron hace tiempo con la mirada diabólica de su amante.  Entonces, Gelo, el policía diabólico, la ataca. Cuentas pendientes. Hace una bola de papel y la mata. Leo el chamán dice que no debió hacer eso porque Eufrosina renacerá del papel y se escuchará a Copito en una canción de Freddy Krueger con jingle de comercial.

“Él es copito, él es tu amigo, él es alegre con su cuchillo. Le gusta el cuello también las manos. Su novia es gorda como un marrano. Copito te quiere todos los días. Mejor no sudes o sufrirá. El grita a veces por su mamá”

Ningún bolígrafo, mano o papel fue lastimado en la versión para cine de esta historia.


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